Un equipo
encomendado a la consecución de un fin u objetivo es siempre una red de
complejas relaciones interpersonales entre los miembros del mismo; la
colaboración, la comunicación o la motivación entre los partícipes del conjunto
son simple y llanamente fundamentales para lograr la realización de la
finalidad con la máxima eficiencia posible.
Es por
ello, que para la óptima efectividad de un equipo, es necesaria la figura de un
líder, una persona encargada, ya sea de manera temporal o permanente, de
adoptar la figura o rol de mando, ocupando responsabilidad de; reforzar el
vínculo entre los miembros, de tomar las decisiones más acertadas y sobre todo,
de dirigir el potencial de los individuos que conforman el grupo hacía la
ejecución del bien común.
Hoy por
hoy, el haber de una figura de líder en un equipo o empresa es esencial, una
persona capaz de tomar decisiones de acuerdo a lo requerido por cada
circunstancia, capaz también de ejercer con determinación autoridad pero
siempre teniendo en cuenta la opinión del resto del conjunto. Y es causa de
esto que el desarrollo de esta capacidad es de vital importancia, concluyendo
con nuestro caso, la imposición de un líder para el grupo, ha conseguido
fomentar la participación y focalización del equipo en el proyecto.
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